Recomendaciones para un buen leer.

Nos resulta fácil pensar a la literatura argentina solamente dentro de los
nombres más clásicos y recurrentes de los que nos han hablado toda la vida en
la escuela o en casa, como Borges, Cortázar, Bioy Casares, etc. Cuando
pedimos recomendaciones o hablamos sobre libros, escuchamos los mismos
títulos que ya escuchamos otras miles de veces, y es por esto que a un público
amplio se le puede presentar la pregunta de qué es lo que está pasando
actualmente en el mundo de la literatura nacional, quienes son sus mayores
voces y qué temas tratan sus títulos.
El siglo 21 nos trajo una nueva generación de autores argentinos con una
inmensa diversidad de géneros donde todos podemos encontrar algo que nos
interese y nos enganche. Es por esto que una de los aspectos más importantes de
la literatura actual en nuestro país es el renacimiento del interés por la lectura de
los más jóvenes, en especial mujeres adolescentes. Desde aproximadamente los
años 90 y hasta el día de hoy se ha instalado una idea de que la afición a la
lectura era solo una cosa de adultos, y que a los chicos y adolescentes ya solo
les interesaban otras cosas más modernas como la televisión, juegos o celulares.
Pero en los últimos años se ha recuperado esta atracción a la lectura de este
público principalmente a través de las nuevas novelas de romance y fantasía,
entre otros, que toman a los jóvenes como sus protagonistas y cuentan historias
que les resultan familiares, con las que este público se divierte y se conmueve.
Además, la mayor presencia de autores jóvenes en estos géneros hacen que la
literatura de este estilo se sienta más cercana e identificable para los
adolescentes que lo leen, ya que anteriormente podía haber un sentimiento de no
estar bien representado por la literatura, ya que todas las novelas adolescentes
estaban en su mayoría escrita por gente más adulta. Ahora, al haber más lugar
para escritores jóvenes, los lectores tienen la oportunidad de encontrar sus
propias experiencias mejor plasmadas sobre el papel y sentirse más interpelados
por lo que leen, lo cual es parte de lo que crea el gusto por la lectura.
Actualmente con las nuevas tecnologías que tenemos hay mucha más
accesibilidad a la lectura de la que pensamos. Es fundamental para esta nueva
generación de lectores, generalmente entre 11 y 18 años, la difusión en redes
que tienen estos libros y estos autores. Desde plataformas digitales como
Archive Of Our Own o Wattpad, que es la más usada en nuestro país, la
literatura juvenil es mucho más accesible para quienes se sienten atraídos a ella,
así como conectarse online con autores o publicar independientemente los
propios escritos de cada uno. Muchísimos autores juveniles actuales fueron
descubiertos por editoriales en alguna de estas páginas, y son éxito de ventas en

todo el país. También está lo llamado “Booktok” o “Boostagram” donde tanto
lectores como las propias editoriales o escritores mismos se dedican a
recomendar libros de todos los géneros y autores posibles, haciendo que la
búsqueda de nuevas lecturas no se limite a ir personalmente a buscar por horas
en librerías algo que nos llame la atención (aunque en mi opinión esa es una
actividad muy entretenida e incentivo fuertemente a que no se pierda).
En títulos nacionales juveniles podemos encontrar ‘Menta Granizada” de
Agustina Cámara, la saga “Hopendath” de Pamela Stupia, “Todas Nuestras
Noches” de Maximiliano Pizzicotti, “Reino De Papel” de Victoria Resco,
Por otra parte es importante hablar sobre la creciente presencia de escritoras
mujeres a las cuales se les está finalmente dando un rol protagónico en la
literatura argentina. Desde siempre estábamos acostumbrados a que los titulares
y los más vendidos tuvieran nombres masculinos, pero en los últimos años la
literatura argentina dio vuelta la página y comenzó a darle reconocimiento a
estas autoras femeninas que tienen mucho para decir. Entre las más conocidas se
encuentran Mariana Enriquez y Samantha Schweblin, pero existen muchísimos
otros nombres imperdibles como Florencia Bonelli, Selva Amada, Camila Sosa
Villada, Agustina Bazterrica y Gabriela Cabezón Cámara, que con cuentos y
novelas poderosos y perturbadores, llenan las librerías con nuevas propuestas
que le abren la cabeza al lector y lo hacen cuestionarse desde sus vidas
personales a la propia sociedad en la que viven. Dijo el escritor español Juan
Casamayor: “Las autoras están destapando terrores de una sociedad cuyas
víctimas han sido las mujeres”.
Entre los trabajos notables de algunas de las escritoras de este género más
adulto y escalofriante que a veces tira al terror, encontramos: “Los Peligros de
Fumar en la Cama” de Mariana Enriquez, “Kentukis” de Samantha Schweblin,
“Las Malas” de Camila Sosa Villada, y “Cautiverio” de Lucía Lijtmaer.
Y para terminar, paso a uno de los géneros que más me entusiasman y me
movilizan a mí personalmente: la poesía. Desde siempre existió un prejuicio
hacia la poesía y los nuevos poetas contemporáneos intentan con sus trabajos
eliminarlo y ampliar los horizontes de uno de los géneros que más encasillado y
reducido se percibe en el país. Actualmente hay muchas nuevas propuestas de
poesía que se separan de los métodos convencionales de escribirla y leerla,
sumado a difusión de esta por redes sociales y medios de comunicación para
que esté al alcance de más personas ya que en las librerías se ve muy poco e
incluso menos de lo mas nuevo. Encontramos muchas paginas de Instagram,
Twitter o blogs personales de autores de poesía que se dedican a compartir sus

trabajos con otros lectores para que la poesía no quede encerrada sola con
quienes la escriben si no abrirle las puertas a todo tipo de lectores que quizás
nunca tuvieron un acercamiento al género y todavía les queda la percepción de
la poesía como algo más pretencioso e inalcanzable, solo para unos pocos.
Autoras como Flavia Calise, Julia etc, Cecilia Pavón, Dolores Etchecopar y muy
importantemente las antologías de nueva poesía se plantan en el mercado y el
canon para intentar quitarle al público lector este prejuicio a la poesía y
demostrar que este género no tiene los límites que se cree que tiene.
Recomiendo los siguientes poemarios de los últimos años: “El
deslumbramiento” de Dolores Etchecopar, “Mi media naranja soy yo” de Sofia
Veronelli, “Fantasmas buenos” de Cecilia Pavón Y “Un verso por cada vez que
desperté” de Luna García Valente, así como las antologías “Pedir un deseo,
prenderle fuego” y “Ritual de amor”.

Nota escrita por Juana Abramovich Cosarín para www.páginaabierta.com