A casi 29 años de la Masacre de Wilde, la Justicia de Lomas de Zamora le permitirá a Marcos Ariel Rodríguez, uno de los responsables de los asesinatos, irse a vivir a Córdoba, pese a que estuvo 20 años prófugo de la justicia.
Hace casi tres décadas, el vecino de San Martín. Edgardo Cicutin, salía rumbo a su trabajo, junto a su compañero, a vender libros, como lo hacía todos los días. Lo que nunca imagino es que el auto en el que se movilizaban iba a ser rodeado por cinco autos no identificados de la Brigada de Lanús y recibirían más de 250 balazos.
“Nos confundimos”, dirán los policías que dispararon a mansalva contra gente que solo portaba libros. Y esa excusa, más la complicidad de un estado que miraba para otro lado, les permitirá evadir la justicia durante tres décadas.
Más de 20 años le llevo a la viuda de Cicutin, en la más absoluta de las soledades, dar con el paradero del prófugo. Al Cabo Rodríguez lo señalaron sus propios camaradas como el mayor responsable, y por eso le permitieron vivir alejado del brazo de la justicia. En eso 20 años, Raquel Gazzanego recorrió los despachos judiciales pidiendo medidas para encontrarlo, sin resultados.
Hasta que lo hallaron en Córdoba, trabajando en una carnicería de La Falda, como si nada hubiese ocurrido.
En un Juicio que se hizo esperar, y mucho, el Tribunal 3 de Lomas de Zamora encontró a Rodríguez, y a los otros policías, responsable de la “Masacre”. Hace unos días el Estado Argentino firmó un acuerdo en el que reconoció la participación del Estado en los asesinatos, y también la demora en la investigación.
Esta semana, la familia de Edgardo recibió la noticia que “el carnicero” Rodríguez, podrá volver a su Córdoba porque la condena le hace perder plata y extraña.
PAGINA ABIERTA estuvo en la casa de Raquel, en San Martín, para conocer su opinión sobre la medida y se mostró indignada ante la posibilidad que la Justicia le otorga al condenado diciendo “tardaron 20 años en dar con un simple Cabo de la policía, y cuando creíamos que íbamos a tener Justa Justicia, le dan la posibilidad de volver a su casa. Quién nos asegura que no va a volver a desaparecer”.
Lo concreto es que, mientras una familia sigue reclamando Justicia, los responsables de la barbarie seguirán en libertad, y gozarán de los privilegios que Edgardo Cicutin no tuvo.